Posiblemente también tengamos preocupaciones por el futuro económico de nuestros trabajos y extrañamos a los seres queridos que no hemos podido ver durante este tiempo. Por otro lado, también sentimos preocupación y angustia por el tema del contagio y estamos atentos a las noticias mundiales que nos informan sobre el avance de esta pandemia.
Estas, son familias que seguramente saldrán de la crisis más fortalecidas, más unidas, y sus niños más seguros y amados. Ahora, les invito a reflexionar sobre otro tipo de personas y familias.
¿Se han puesto a pensar lo que significa estar encerrado las 24 horas del día en una casa la cual no representa un lugar seguro ni para ti, ni tu familia? Es en esas familias, en esos niños y seres queridos por los que hoy me dirijo a ustedes y les invito a pensar…
Hay familias que sufren de violencia intrafamiliar, familias disfuncionales o caóticas con patrones de comunicación inadecuados. Niños con traumas, ansiedad, historias de maltrato o abuso sexual. Niños y personas que viven con familiares que consumen alcohol y drogas. Mujeres maltratadas, que viven en un hogar machista, en donde ellas tienen que hacer todas las tareas del hogar, enseñar y criar a sus hijos sin participación de su pareja. Padres de familia que no pueden estar con sus hijos por varias circunstancias, como visitas por divorcio o por estar lejos. Padres y madres que, al verse imposibilitados de salir a trabajar, no pueden dar de comer a su familia.
Estos días son de muchos retos en diversos niveles, estrés por nuestra salud física y mental, cuidado de niños, problemas económicos, falta de sueño, todos estos son factores desencadenantes de maltrato, los cuales aumentan la probabilidad de que los padres y madres maltraten a sus hijos.
Hoy les invito especialmente a pensar en los niños, los que conviven las 24 horas del día con su abusador, y que probablemente según las estadísticas están sufriendo maltrato y abuso sexual, expuestos a violencia intrafamiliar.
Si pensamos en las cifras mundiales, más del 80% de casos de abuso sexual infantil son perpetrados por un miembro del núcleo familiar. Los agresores son casi siempre personas de confianza. La mayor parte de las veces los abusos se cometen bajo manipulación y amenazas que no hacen necesaria la violencia física. Son niños para los que su vía de escape era ir a la escuela unas horas y encontrar allí personas de confianza.
Por todas estas razones debemos fortalecer las estrategias para prevenir el abuso sexual infantil a través de la enseñanza de herramientas de autoprotección y cuidado. Es nuestro deber como sociedad y como adultos estar atentos a lo que puede estar pasando dentro y fuera de nuestros hogares.
Por el momento, lo más importante que podemos hacer, es decirles a nuestros hijos y seres queridos que pueden y deben pedir auxilio cuando algo malo les está pasando, a no quedarse callados, hacerles saber que cuentan contigo SIEMPRE, que este tipo de actos siempre deben ser denunciados, nos ocurran a nosotros o no.
En estos momentos, sentimos impotencia frente a la urgencia de encontrar cómo podemos ayudar a niños o familias que atraviesan esta pesadilla. Me temo que cuando todo esto acabe saldrán a la luz historias tristes. Sin embargo, cada uno de nosotros puede hacer la diferencia. Si conocen de un caso de abuso sexual infantil, violencia intrafamiliar, maltrato, DENÚNCIALO.
No permitamos que el silencio se vuelva cómplice del maltrato, especialmente en estos momentos que vivimos. Ayuda a tu vecino, a familiares o personas que sabes que están expuestos a situaciones de riesgo.
Comparte este blog para que seamos más los que protegemos a nuestros niños de la violencia.
María José Sevilla
Psicóloga Clínica
Cofundadora Fundación Azulado
Fundación Azulado brinda servicios de intervención psicológica y herramientas de prevención
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Contacto: 096-921-0517 / info@azulado.org