“Sobre cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños”
Mirko Badiale
Ser padres es un compromiso que se establece desde el primer momento de vida de su bebé, instantes donde sus emociones se regulan con la capacidad de la madre y el padre para comprender su llanto y sus necesidades emocionales básicas.
En crianza, una palabra que utilizo con frecuencia es “Acompañar”, un hermoso concepto que está en estrecha vinculación con la idea de compartir, que inicia desde el nacimiento y transcurre a lo largo de todo el ciclo vital. Cuando una madre, un padre acompañan emocionalmente a su hijo/a son capaces de hacerse cargo de cualquier comportamiento y necesidad que se pueda presentar.
La crianza actual, en la época moderna se ha diferenciado del modelo de crianza tradicional, donde los padres buscan una disciplina respetuosa, en donde su labor es enseñar a su hijo/a a regular sus emociones, manejar su enojo y tener más autocontrol (no doblegar, dominar, ni controlar). En la crianza el amor es incondicional, el niño/a necesita sentirse aceptado como es, saber que siempre sus padres estarán para ellos, que su conducta y los comportamientos inadecuados que realicen no van a decepcionar a sus padres.
Hay varios aspectos que los padres deben conocer al momento de disciplinar a su hijo/a.
El desarrollo infantil es la secuencia de cambios predecibles e impredecibles que los niños/as experimentan a medida que van creciendo, atraviesan por cambios en el cuerpo, en la manera de pensar, recordar, comprender, en la forma en que se relacionan con otras personas y en cómo expresan sus emociones. Es en la infancia cuando desarrollan la capacidad de tener sentimientos, comprender lo que ocurre en sus vidas, confiar en otras personas y aprender a relacionarse y comunicarse con los demás.
El primer paso es conocer plenamente estos aspectos de la personalidad y temperamento de sus hijos/as para ir corrigiendo la conducta y ser reflexivos junto a ellos para que puedan ir aprendiendo a relacionarse con su entorno familiar y social.
Los padres también necesitan un momento en el día, para pensar cómo manejan sus emociones y en que momentos del día pierden más la paciencia con su hijo/a para que puedas apoyarse de su pareja, un familiar o un cuidador primario como una niñera, tíos, profes.
Reconocer lo que como adultos nos pasa, nos permite hacer consciencia sobre cómo estamos reaccionando ante el comportamiento si es adecuado o inadecuado de tus hijos/as. Por ejemplo: los adultos también necesitan monitorear su estado de ánimo: “¿qué pudo haber producido mi enojo?, ¿cómo sabe usted que está enojado con sus hijos y no con alguien más?”,
¿Cómo pueden acompañar emocionalmente a sus hijos/as?
- Los niños necesitan aprender cuáles son sus límites y tener el acompañamiento y el amor incondicional de sus padres. La balanza entre amor y autoridad les enseña a identificar los peligros, hasta donde pueden llegar con su comportamiento, aprender a ser empáticos con los demás y reconocer sus errores sin manifestar miedo.
- Enseñar a tu hijo/a reconocer sus emociones: alegría, tristeza, enojo, miedo, frustración, emoción, vergüenza, culpa. Por ejemplo: enseñar con juegos las emociones que podemos sentir, verbalizar la emoción que el niño está sintiendo y ayudarle a reconocer sus emociones y sentimientos.
- Si tu hijo/a reacciona, enséñale la manera de expresar esas emociones sin llegar a agredirse o agredir a otro. Por ejemplo: “Entiendo que estás enojado, te voy a ayudar a calmar, cuidado no lanzar el juguete que se puede romper, te doy un abrazo para calmarnos los dos, mami también se enojo por lo que pasó.”
- Aprender a responder ante las conductas de tu hijo/a, tomarse un tiempo para calmarse y pensar sobre los motivos del comportamiento del niño/a y cuál es la mejor acción que se puede tomar.
- Enséñale a tu hijo/a la consecuencia natural de su comportamiento. Por ejemplo: si lanzas el juguete, se rompe; si sales sin saco, te puedes resfriar.
- Los niños necesitan conocer y hacer consciencia que su conducta tiene un impacto y/o una consecuencia.
En consulta muchos padres, me preguntan lo siguiente: ¿Cuál es el equilibrio entre la crianza y enseñarles a los niños/as los límites, sin tener que llegar a malos tratos?
Los malos tratos cómo: gritar, insultar, pegar empleando el uso de fuerza, de manera continua y persistente como método de disciplina es lo que llamamos maltrato infantil, en su clasificación se identifican las siguientes formas: físico, psicológico, emocional y negligencia.
También, el quitar amor, ser negligentes en sus necesidades emocionales es lo que deja huellas emocionales en la vida de los niños/as hasta su vida adulta. El abandono emocional y el restringirle al niño/a sus derechos, la sobreprotección y el privar el desarrollo físico, emocional y privar de una vida digna en su educación, se consideran formas de maltrato psicológico y/o emocional.
El castigo físico transmite al niño/a el mensaje de que la violencia es la forma de solucionar los problemas cotidianos, ó gritarles cada que ellos se equivocan empleando continuamente insultos, el mensaje negativo queda registrado como algo negativo, generando temor y miedo a la figura de autoridad.
También es necesario que los padres puedan identificar otras formas en donde los niños/as están expuestos a la violencia. Por ejemplo: peleas entre los padres y/o familiares y exposición a programas con contenido violento.
Para finalizar, recuerden que los niños son el reflejo de sus hogares. Criar niños/as y adolescentes es una labor que implica amor, paciencia, reconocer errores y disfrutar de su infancia.